viernes, 21 de octubre de 2011

Tejiendo estados de humor






¿Por qué el sol nos anima a lanzarnos a la calle? ¿Qué se puede hacer cuando un día gris sigue a otro día gris que seguirá a otro día gris... en los lóbregos invienos de Texas?
 Magda Sayeg lo descubrió el día que cogió sus agujas de ganchillo y empezó a tejer para vestir el mobiliario urbano de su barrio. Primero fue una funda rosa y púrpura para el pomo de la puerta de su tienda. Después llegó un abrigo para una señal de Stop y una gabardina para una cabina de teléfonos. La idea era hacer más humano un paisaje urbano de producción en masa hecho con cemento, acero y cristal. 
Había nacido el graffiti de punto o la guerrilla del ganchillo. 

Sayeg fundó Knitta Please. Según crecía el grupo ella iba llevando su arte a todos los rincones del mundo  y enfundó una parte de la Muralla China, la Torre Eiffel, la calle milanesa de Paolo Sarpi, las playas de Argentina, el Opera House de Sidney, el monorraíl de Seattle…
En la actualidad colabora con el Departamento de Transportes de Nueva York y el North Brooklyn Public Arts Coalition, para adornar con ganchillo una instalación en Brooklyn, y contribuye en un proyecto del prestigioso festival de Música de Austin.
¿Qué os parece esta mezcla de artesanía y arte? ¿De lo nuevo y lo tradicional? 

Gracias a Yorokobu por mostrármelo.

4 comentarios:

David Martín dijo...

Buenísimo, la gente no se aburre, voy a hacer una fundita para un avión.

Besos

David

Inés dijo...

Hola David, una gran idea para los viajes largos, poner a todo el pasaje a darle al ganchillo y así alegrar un poco los aviones, que por dentro son de lo más soso.
Besos

elena dijo...

A mi me encanta pero lo digo bajito porque en mi casa oyen "manualidad" y sacan el ganchillo y...a quién le toca¿?¿?¿? Pues acertásteis.

Genial la idea y además es lavable en agua fría.

Inés dijo...

Es una idea genial, puedes empezar por llenar de color tu casa Elena!!

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